La novedad no debería sorprender a nadie. Ahora, nos dicen en la AFA, resulta que Daniel Angelici pasó a ser el nuevo hombre fuerte del fútbol argentino. Meses atrás, pocos pagaban dos pesos por su futuro como presidente de Boca. La noche del gas pimienta por un lado, resultados deportivos por otro. Su renuncia “indeclinable” en agosto 2015 como vicepresidente segundo de la AFA denunciando presiones de la TV (es decir, del Fútbol Para Todos kirchnerista) y el lamento por su partida, pero respetuoso, del presidente Luis Segura. El mismo Segura que parecía agrandado tras frenar el avance imparable de Marcelo Tinelli y que ahora, según parece, ya no se presentará a las elecciones del 29 de junio próximo y cedería su lugar a Angelici. Sí, el mismo Angelici al que se daba por liquidado, ahora, según exageró Segura, “puede ser el Messi del fútbol argentino”. ¿Qué sucedió para que todo cambiara tanto en tan poco tiempo? Sucedió que Mauricio Macri se convirtió en el nuevo presidente de la Argentina. Y que Cambiemos puede sonar bonito. Pero es un slogan. Porque fútbol y política en la Argentina siguen su matrimonio inseparable.
¿Hace falta recorrer acaso otra vez la historia de la AFA que tan bien cuentan Ariel Scher y Héctor Palomino en su libro “Fútbol, pasión de multitudes y de élites”? ¿La historia que muestra como primeros presidentes a señores de apellidos ilustres como Martínez de Hoz, Beccar Varela y Tedín Uriburu? ¿O al yerno del presidente general Agustín Justo y al hijo del presidente Ramón Castillo en los ’30? ¿A los interventores militares en cada golpe de estado? ¿Al amigo incondicional de Eva Perón, Oscar Nicolini ,o a Francisco Perette, hermano del vicepresidente radical en los ’60? Una lógica que sólo rompió Julio Grondona, claro, porque él fue amigo de militares, radicales o peronistas, según soplara el viento, único modo de permanecer 35 años para ganar fuerza propia y negociar él de igual a igual con el poder de turno. Con la renuncia ahora de Segura a su postulación, la AFA rompe la línea de lo que parecía ser el grondonismo. Y, si pierde peso Tinelli, caería la línea más cercana al negocio del espectáculo y la TV. Angelici, en cambio, marcaría la vieja moda del presidente cercano al poder de turno. Fracasó Angelici en su primer intento de imponer un “neutral” como Armando Pérez (presidente de Belgrano). Y hasta fracasó su propuesta de votar a mano alzada en la polémica elección de Ezeiza que terminó en un imposible 38-38. Angelici no es un interventor militar. No es amigo de Evita, pariente de algún radical ni dirigente sindical. Es hombre de Macri.
Angelici, fortalecido además por su reelección como presidente de un Boca campeón, debería ahora, según dice Segura, “ponerse la camiseta (de la AFA) y jugar”. Lo que se dice jugar está jugando desde que volvió a la AFA. Jugó para Segura, pero sin romper puentes jamás con el sector de Tinelli. En rigor, jugó para Macri. De su renuncia a la vicepresidencia ahora es secretario general. ¿No será ese su puesto de poder real más que el de una eventual presidencia? Juegan dos factores: 1) Angelici sabe la vieja ley que indica que el presidente de la AFA no debería ser presidente de Boca o de River, por una cuestión de equilibrios internos y 2) Angelici prefiere jugar en las sombras. Su negocio es el juego (bingo) y su poder, denunciado semanas atrás por una propia aliada política de Macri, Elisa Carrió, está en el mundo de las operaciones judiciales. Hay que leer algunos últimos artículos de Carlos Pagni en “La Nación” para comprender el peso de ese poder. Es el poder que dan los nuevos tiempos políticos. Los que soplan desde la Casa Rosada. Angelici podría ayudar a la AFA a aumentar a $ 2.500 millones anuales el dinero del FPT. Habrá que ver, eso sí, si Angelici juega para Macri o para la AFA.
Cuentan que, casi como su delegado en la AFA, Angelici ubicó ya al abogado radical Darío Richarte, ex vicerrector de la UBA y además ex SIDE, porque el mundo de espías también es cercano al presidente de Boca. En Boca, mientras Carlitos Tevez siga influyendo dentro y fuera de la cancha, y con César Martucci en los escritorios, todo vuelve a quedar bajo control. Y en la AFA tiene también como aliado influyente a Fernando Marín, el exBlanquiceleste, un nombre casi prohibido para los hinchas de Racing, no ahora por la dirigencia, que obviamente lo rehabilitó acorde a los nuevos tiempos. Curioso, el hombre que casi lideró la cruzada por un fútbol-SA, Marín, está ahora encargado del FPT estatal. Avisó que a la AFA le convenía escuchar los mensajes de la Rosada. Hubo dirigentes enojados por tanta injerencia del gobierno, pero entendieron que la cuota de enero del FPT corría riesgo de demorarse. Y en enero, sin actividad oficial, se trata de un dinero clave para la sobrevivencia de los clubes. Y para una AFA que, hay que recordarlo, tendrá por seis meses más a tres veedores que revisan las cuentas del FPT, designados por la jueza María Servini de Cubría. El acuerdo con el gobierno (viejo socio, pero de cara nueva) dejó algunos quejosos, especialmente clubes chicos y clubes del interior, que temen una avanzada de los más poderosos en el gobierno de la pelota. Más que Angelici, allí emerge como figura de equilibrio el nombre del nuevo tesorero de la AFA, Matías Lammens, tinellista, claro, pero de oído fino para escuchar injusticias, como por ejemplo la de los clubes ascendidos, caso Atlético, que pretenden un dinero más equitativo para que su vuelta a Primera sea menos traumática.
La primera reunión del 12 de enero mostrará al nuevo poder de los grandes, con Angelici secretario general en lugar de Miguel Silva (Arsenal pierde cada vez más poder, Julio Grondona está cada vez más lejos), Rodolfo D’Onofrio viceprimero por River, Claudio “Chiqui” Tapia (en representación de Hugo Moyano, Independiente) como vicesegundo, Tinelli vicetercero y Lammens (San Lorenzo) tesorero con Víctor Blanco (Racing) protesorero. Se sumarán un representante del ascenso y otro del interior.
Será la nueva “mesa chica” en “la nueva AFA de los clubes grandes”. ¿Se traducirá esta nueva repartija de poder en la repartija del dinero que reciben los clubes de parte del FPT? Hay clubes chicos que exigen aún una repartija más igualitaria. Pero el fútbol argentino, hay que decirlo -y Grondona influyó para que eso fuera así-, reparte el dinero de modo mucho más equitativo que en otros países. ¿Podrá mantener esa tradición si los grandes tienen ahora más poder y no se les opone ya la figura todopoderosa que significaba Grondona, un “conservador socialista”, como me lo definió un dirigente días atrás?
Grondona construyó su poder sentado horas y horas en el trono, recibiendo a Boca y a River cuando los necesitó, pero también al club de la D que no tenía dinero para pagar la luz y a la pequeña entidad del interior a la que un representante le había robado un jugador para venderlo a Europa. Ese es también el estilo Segura, no el de Tinelli, que tiene ocupaciones múltiples, al punto que ni siquiera iba a las reuniones de comisión directiva de San Lorenzo.
Angelici y D’Onofrio también son dirigentes poderosos en otros rubros. Ni qué hablar Hugo Moyano. “Si los muchachos me lo piden -ironizó el camionero- de las dos a las cuatro tengo tiempo”. Las elecciones del 29 de junio, se sabe, coincidirán con el trigésimo aniversario de la conquista del Mundial de México 86. Ese que Diego Maradona edificó con dos goles históricos. Porque todos recordamos el “ta-ta-tá” y el “barrilete cósmico” de “la gambeta de Dios”. Pero también nos acordamos del otro gol, el de “La Mano de Dios”.